lunes, 16 de enero de 2012

¡Primer Sorteo Cumpleblog!


¡Bienvenidos al primer sorteo de este Blog! :)

Hicimos un año, el 24 de Junio del 2011 y... ¡ya era hora de celebrarlo! Perdón por el retraso U_U'

Habrá un solo ganador y se llevará todo lo que aparece en la fotografía de más abajo.

*Premios: 

1-"Varita Mágica Noche": estrella de fieltro color azul rellena de guata, con una luna plateada y brillante cosida en el centro y rodeada de lentejuelas de estrella, la varilla es plateada también y todo esta totalmente hecho a mano por mi.

2-"Gargantilla Unicornio": cinta de terciopelo negro, con cierre metálico, pequeño colgante de unicornio y perla morada.

 3-"Locket Búho": relicario de estilo vintage color bronce, con rostro de búho grabado, ojos de piedrecita azul brillante y cadena larga también en color bronce.

4-"Conjunto Libélulas y Luna": Conjunto de cadena plateada con colgante de luna y perlita turquesa acompañado de pendientes de libélula color plata, también con perlita turquesa.

5-"Marcapáginas Sirena": marcapáginas de metal plateado con forma de sirena y pequeña lagrima de plástico azul, colgada de la terminación de su cola.

6-"Pendientes de Hada": pendientes de hada color plata, con 3 perlitas facetadas, dos negras y una blanca.

7-"Reloj Llave": colgante de reloj vintage, color bronce en forma de llave y larga cadena también en color bronce.

8-"Colgador Mágico": objeto para la decoración del hogar, abalorios en distintos colores y formas engarzados con conectores de metal y sujetos en el extremo superior por una cinta de gasa rosa.
En su terminación lleva una pequeña hadita de metal. Ideal para colgarlo en cualquier rincón y atraer así, buenas energías al hogar.

*Todos los premios son propiedad de mi marca registrada "Lua Seomun -Crafts & Fairy Tales-" y si lo deseas, puedes encontrar más de mis creaciones en: "LuaSeomunShop" o pasar por mi otro blog.*

A continuación os dejo  las bases del sorteo:

*Bases del Sorteo*

-El período de inscripción comienza hoy Lunes 16 de Enero y terminará el Viernes 10 de Febrero a las 00.00 de la noche de España. El Sábado 11 de Enero se realizará el Sorteo y se comunicará el ganador.-

-Para participar:

1- Ser seguidor del blog "Los Cuentos de Lua Seomun".

2- Dejar un comentario en la entrada que tiene como titulo:
"¡Primer Sorteo Cumpleblog!" (esta) donde me dirás, cual de los cuentos por ahora publicados te gusta más y sobre que te gustaría, que hiciera un cuento.

3- Escríbeme en ese mismo comentario, el nombre que usas para seguirme (tu nick, etc.) un correo electrónico, donde poder localizarte en caso de que seas el ganador y tu blog en caso de que tengas uno.

4- Publica o comparte esta foto, en algún rinconcito o entrada de tu blog, muro de facebook, en twitter... o donde quieras, agradecería muchísimo que me ayudarais a difundirlo.


Y eso es todo :) ¡Un abrazo gigante para tod@s!

Ojala que os gusten los regalitos y os animéis a participar.

¡Gracias por todo, corazones!


P.D: Gracias por los comentarios que me dejasteis, en "El Hombre del Mercedes Rojo", para mí significa mucho, de verdad.


miércoles, 4 de enero de 2012

Alice, Tic Toc

¡Hola! ¡Feliz Año Nuevo! :)

Estreno año nuevo con un gripazo de campeonato, el lado bueno es que ahora no tengo "más remedio" que pasarme el día con la mantita mirando el ordenador... ¡ayyy que supliciiioo! :P jajaja

Me viene de perlas por que estoy muy atrasada con vuestros blogs y la sensación de que me estoy perdiendo un montón de cosas maravillosas, no me gusta... así que hoy me voy de ¡viaje interblogero!

Ya lo tengo todo: tacita de chocolate caliente, ibuprofeno, paracetamol, pañuelos y mantita.

Espero que hayáis tenido unas muy felices fiestas y que este año que comienza nos traiga todo, todito lo que deseemos! ^_^

Hoy os traigo algo que hice para un intercambio sorpresa:



La chica que me tocó la conocía de antes, pues me había hecho algunos encarguitos y además es amiga de mi amiguita Patty y un día hablando por email me comentó que antes, el cuento de "Alicia en el país de las maravillas" no le acababa de hacer mucha gracia, pero que cuando vio la película de Tim Burton le gustó mucho y que comenzó a mirar ese cuento con otros ojos.  

Como tenía que prepararle un regalo sopresa, se me ocurrió coser una Alicia, pero en una versión lo más "Tim Burtiana" posible y creo que lo conseguí :D



La escondí en este bonito baúl repleto de regalitos pequeñitos, para que le hicieran compañía en el viaje ^_^


Y metí en el cofre una postal de una gatita vestida de "Alicia".


También le cosí una "mini varita mágica", en colores otoñales y también la guardé en el cofre mágico junto con los demás regalitos...



Y aquí os presento a mi "Alice, Tic Toc":


Rellenita y blandita, cosida a mano de unos 20 cm, realizada en fieltro y las medias en tela de rayitas, con un charm de llave en el cuello.


Se puede sentar y también poner de pie...


Para hacer a "Alice, Tic Toc" me inspiré en mi Brujita Clotis (la brujita que cosí para Halloween) sobre todo en la boquita y los ojos, solo que estos se los cosí un poco más almendrados...


Os cuento que no se que ocurre con Blogger la verdad, tengo todos los cabeceros de los blogs rotos.

Ayer hice una entrada nueva en el blog de cuentos. ¡Año nuevo, cuento nuevo!

Es un cuento, "no cuento", ya veréis por que lo digo... gracias a las que os habéis acercado y me habéis comentado allí ^_^

Aquí os dejo el enlace:



¡Y eso es todo amiguit@s!

Me voy de viaje Interblogero, ¡os veo allí! ^_^









martes, 3 de enero de 2012

El hombre del mercedes rojo



Lo que os voy a narrar a continuación no es un cuento inventado, es algo que viví...

-EL HOMBRE DEL MERCEDES ROJO-

Hace unos años, cuando todavía estaba estudiando, me ofrecieron un trabajo a través de mi madre, en una residencia de ancianos. No era una residencia común, las personas que vivían allí eran adineradas: antiguas cantantes de opera, curas jubilados con cierto estatus social, personas que habían poseído negocios importantes...

Entre ellos, conocí a un cura muy pintoresco, pues me explicaba que se alegraba de su estrabismo por que esto le permitía verme repetida dos veces: "Veig dos Lluçias!" me decía en catalán.

También vivía allí una mujer de pelo cano y rizado, que siempre lloraba como una niña, hasta que te acercabas a darle la mano y entonces te obsequiaba, con la sonrisa desdentada más hermosa que vi en mi vida.

Una antigua locutora de radio, alta y delgadissima con una melena cortita, gris y lisa y unas gafas de pasta negra muy gruesas, que siempre paseaba por los pasillos gritando improperios a diestro y siniestro, un señor andaluz, que me saludaba siempre haciendo palmas por que al hacerlo, yo daba un saltito y movía las manos como si bailara sevillanas y eso le hacía reír muchísimo.

Un hombre que había estado en el campo de concentración de Mauthausen, al que le faltaban dos dedos de una mano y siempre te contaba todo lo que él vivió allí, pero era un hombre que te explicaba su vida, desde el amor y desde la paz de aceptar y entender, que le tocó vivir algo cruel, pero que tuvo la gran suerte de sobrevivir y poder contar después su historia, para que no se repitiera nunca más.

Un señor que había sido dueño de una fabrica de sombreros, que tenia atemorizadas a las enfermeras por su mal genio, era muy alto y grande y empujar su silla de ruedas por las calles de Barcelona, mientras me proponía matrimonio y fugarnos en ese mismo instante, fue para mi toda una odisea.

Con este hombre, me pasaron mil y una aventuras, ya que un día por ejemplo, apareció su hija con un paquetito de regalo, era una pulserita de plata preciosa, yo no entendía nada... pero su hija me comentó que al llevarse a su padre de fin de semana, en uno de sus paseos, su marido, le regaló una pulsera a ella y su padre al ver esto, le exigió que inmediatamente me comprara una para mí, la de la mujer era de diamantes y como era lógico no me iba a comprar una igual, así que para que su padre parara de armarle escándalo, me acabó comprando una para mí, mucho menos costosa.

Yo no entendía por que si la residencia estaba llena de enfermeras, recepcionistas, camareras.. siempre se me declaraba a mí, pero un día, me contó, que era la única que no iba con uniforme y eso, le daba confianza...

Ahora si, llegó el momento de hablaros, de la verdadera protagonista de esta historia, pero antes, no me hubiera perdonado jamás, no mencionar al ramillete de personas encantadoras que os nombré. Personas, que siempre me acompañarán...

                                                 


En una de las múltiples y variadas salas, reinaba en el único sillón azul de la residencia, la mujer más anciana del lugar. Su porte elegante, hacía disimular los 103 años que tenía, sí, habéis entendido bien, tenía 103 años.

Coqueta, caprichosa, malhumorada y clasista, se había ganado el sobrenombre de "La Channing" (como la malvada de la telenovela "Falcon Crest").

Las enfermeras auxiliares, temían la hora de su baño, ya que las gritaba llamándolas plebeyas y les decía que las iba a denunciar a todas, por ser tan osadas de tocarla estando desnuda...

"La Chaning" tenía un único familiar, una sobrina nieta que la visitaba en escasas ocasiones ya que viajaba mucho por su trabajo y tenía que ocuparse también, de su propia familia. Sin embargo, siempre estaba al corriente de todo lo que le sucedía y no deparaba en gastos, para que a su tía, no le faltase de nada.

La mujer tenía a una de las enfermeras encargada de hacerle compañía todas las tardes, se sentaba a su lado, le leía el periódico y le daba conversación, ya que ella no quería participar nunca, en las actividades programadas para diversión de los residentes, supongo en parte, por que la mitad de su cuerpo se había quedado inmóvil muchos años atrás, a causa de una embolia y solo conservaba visión en uno de sus dos ojos, con el que tan solo veía algo borroso.

Me preguntaron si podría dedicarme todas las tardes exclusivamente a ella, ya que a la enfermera le estaba siendo imposible, por que se debía también, al resto de los ancianos. Me pareció bien, yo la había visto alguna vez gritando y me temía lo peor, pero acepté.

Entré en la sala despacio, la enfermera le hablaba y ella sentada en su sillón azul asentía de mala gana.

Cuando me acerqué la enfermera le dijo: -"Mire esta chica tan jovencita estará con usted a partir de ahora todas las tardes, es que yo no puedo tengo que seguir trabajando, ¿entiende?"

A lo que ella contestó: -"¡Claro que entiendo! ¿Crees que soy tonta? ¡Será estúpida la mujer esta!"

La enfermera sonrió y le dio un beso pese a los movimientos que hacía de desaprobación con la mano y el pie que aun conservaban movilidad.

-¡Ay que gruñona! ¡ayy!- decía la enfermera mientras le seguía dando besos.

A mi me sabia mal que le estuviera obligando a aceptar besos, era evidente que la Señora no tenía ganas de recibirlos y sentí que tampoco le gustaba que la tratasen como una niña pequeña gruñona, que no se enteraba de nada.

-Bueno, me marcho y le dejo con la chica...

-¿Como se llama?- le dijo la Señora en un susurro.

-Lucía, se llama Lucía, ¿verdad?- dijo mirándome...

Yo, asentí con la cabeza y ella se levantó de la silla.

-Bueno guapa, ahí te dejo con ella... paciencia sobre todo, es una mujer muy mayor, ya te dijeron la edad que tiene, ¿verdad? por eso no le hagas mucho caso si te insulta o lo que sea... yo creo que le has caído bien, cuando has entrado por la puerta me ha dicho "que elegante viene, ¿no?"

-¿Elegante?- le dije extrañada.. solo iba vestida con una camisa blanca y unos pantalones negros.

-jajajaja- rió la enfermera- es que ella solo ve a gente vestida como nosotras, pues claro, a ti te verá tan jovencita y así vestida...

-Creí que no veía...- le dije sorprendida.

-Solo ve a través del ojo derecho y muy poquito, pero a veces supongo que tiene mejor visibilidad por que a menudo me comenta cosas, que yo no hubiera imaginado que vería.

-ah... ¿esta es su silla de ruedas?- le pregunté.

-Si, es esa, colgado tiene su bolso, dentro solo lleva un pequeño espejo, un pintalabios rojo, un perfume y un cepillo, ella necesita que el bolso siempre esté cerca aunque no lleve nada de valor dentro. Se pone muy nerviosa si lo pide y no se lo das de inmediato. Bueno guapa, eso es todo, cualquier cosa, para cambiarle el pañal y todo eso... llama a las enfermeras, ¿entendido?

-Aha...-volví a asentir con la cabeza.

Al fin nos habíamos quedado solas... en la sala donde ella solía estar, casi nunca había ancianos, era una sala muy soleada, pequeña y poco concurrida.

Yo no sabía muy bien que decir, ni que hacer... me senté en una silla cerca de ella y le pregunté si le apetecía que le leyera el periódico o si le apetecía un zumo o alguna cosa, ella muy sería me dijo que no con la cabeza.

-Esta sala es muy bonita...-dije intentando romper el hielo...

-Si lo es, si...

-Pero... un poco solitaria... ¿no cree usted?

-No, me gusta así, no me gusta que las viejas que viven aquí estén conmigo, me miran de arriba abajo y siempre están diciendo tonterías de viejas chochas.

-Ah.. entiendo... -dije aguantándome la risa.

-Soy hija de un militar de Francia muy importante y mi madre era una mujer muy bien situada de Madrid. No es normal, que me mezcle con esa gentuza.

Mientras me explicaba un poco su vida, vi que me hablaba como si estuviéramos en una novela ambientada en los años 30, a veces se le escapaban expresiones más actuales, pero siempre hablaba así y decidí hacer yo lo mismo... así que cada vez nos hablábamos con más respeto y rimbombancia, la una a la otra.

En una ocasión me dijo...

-Me gusta como hablas, pareces bien educada... no como la lesbiana aquella...

-Perdone mi señora, ¿como quién?

-Si, como la que nos presentó... ¿no viste los besos que me daba? era muy tocona...

Ahí mismo casi me desparramo de la risa... pero claro, debía mantener la compostura.

Los días pasaron y la rutina diaria siempre era la misma:

Yo llegaba a las 16.00 en punto (ella muy avispada, preguntaba a las enfermeras la hora, antes de que yo llegara) y cuando entraba en la sala me decía:

-Muy bien querida, veo que hoy has sido puntual, continua así.

Después yo le acercaba el bolso en cuanto ella me lo pedía, sacábamos el cepillo y ella se peinaba sola con la mano buena, pobre de mí si le insinuaba que le cepillaba yo el pelo...

-¡NO SOY UNA INÚTIL!- decía muy enfadada.

-Tiene razón, disculpe mi atrevimiento- le respondía yo... y entonces me sonreía... pocas veces lo hacía, así que era todo un logro.

Ella se peinaba perfectamente sin verse, tenía el pelo con una melenita color caoba preciosa, después me pedía que sacara del bolso su pinta labios rojo y eso si me dejaba pasárselo por los labios, con mucha delicadeza se los pintaba y a ella le encantaba hacer ese gesto de juntar los labios para sellar el color. Los ojillos se le iluminaban y después el toque final, sacaba el perfume de su bolsito y le rociaba con él mientras ella levantaba la cabeza hacía arriba.

-¡Esta usted como una princesa!- le decía- y su cara en ese momento resplandecía de felicidad.

Después yo llamaba a dos enfermeras, que la sentaban en la silla de ruedas y salíamos al pasillo...

-¿Lo ves, lo ves?- me decía- ¿ves como todas me miran?... no lo soporto...

En verdad, las ancianas estaban sentadas en unos banquitos que habían en el pasillo, a cada lado de donde estábamos y la gran mayoría estaban durmiendo... pero supongo, que como veía un poco borroso, pensaba que la miraban a ella.

Mi primer impulso fue decirle que no la estaban mirando, que estaban durmiendo, que estuviera tranquila... pero ya llevaba un tiempo con ella y se me ocurrió, por suerte, lo mejor que le podría haber dicho...

-Mi querida señora, la miran por que los hombres la desean y las mujeres la envidian- y dije esto con un poco de miedo, nunca se sabía... pero entonces sucedió algo mágico... se giró hacía mí como pudo en la silla de ruedas y me dijo- ¡ven! ¡ven que te dé un beso! ¡ay, ay! ¡que buena criada eres!- y me plantó un beso enorme en la mejilla, marcandomela de pinta labios rojo, bajo la mirada atónita de las enfermeras y la recepcionista, que al pasar por su lado antes de salir a la calle, me dijo:

-Ya me dirás que has hecho, ¡para que la Chaning te dé un beso!

Salimos a la calle como cada día, pero ella iba mas feliz que de costumbre, pasamos por un semáforo en verde camino al parque que hay cerca de Sagrada Familia, siempre íbamos a ese por que es el que esta mas cerca de la residencia, es una zona con mucho trafico y los coches pitaban...

-¡¿Es a mí?!- gritó la Señora...

Yo no sabía muy bien a que se refería, pero volvieron a pitar los coches...

-¡¡¿Es a mí?!!- volvió a gritar...

-mmm ¡Si, es a usted!- dije esperando ver que me decía... para saber yo, por donde continuar...

-¡Ayy! ¡no puede ser! ¡es él!- me dijo entusiasmada...

-¿Él?- le pregunté...

-¡Si! ¡Siii, el Señor del Mercedes Rojo! ¿No lo ves??

Dudé unos instantes.. ¿que debía hacer?... y entonces dije... -¡Siii lo veo!!

-¡¿Por que me estará pitando?!!

-Por que usted, hoy, esta especialmente bella, mi querida señora...

-¡¿De verdad?! ¿Tu crees??!! ay mira que hacía tiempo que no lo veía, pensé que ya no me quería seguir pretendiendo...

-Pues, ¡ya ve que si! ¡y es muy apuesto!

-Si, ¿verdad? bueno, bueno... continuemos hacía el parque a ver que hace... ¡No le mires! ¿eh? que se crea que no lo hemos visto.

-Como usted mande...

Y seguimos paseando hasta el parque, entre risas y cuchicheos de si estaba el señor del mercedes rojo, dando vueltas por el parque todo el tiempo, que si esos pitidos eran él...

-Valgame dios, ¡que insistente!- decía la Señora.

-Es que se le ve muy interesado en usted.

-¿Como tengo el pelo?

-Delicioso...

-¡Ayyy dios mio! Quiero que sepas, que cuando me case con él, te voy a conservar como criada, una no encuentra una criada así de buena, todos los días. Tu te casas con tu novio y le dices que deje de ser marinero y os venís a mi mansión, él como jardinero y tu a cuidarme... ¿que te parece?

En ese momento, no entendía nada... mi novio, ¿marinero? y recordé que una vez me preguntó si tenía novio, le dije que si... y me preguntó que donde estaba, en ese momento mi pareja estaba en Mallorca trabajando, pero era un viaje solo de una semana, pero ella dedujo que era marinero...

-Para mi será un placer y un honor acompañarle.

En ese momento, comenzó la aventura del Señor del Mercedes Rojo, cada día nos inventábamos algo nuevo de él...

-Es viudo y tiene dos hijos ya mayores y casados...

-No se decide a pedirle matrimonio por que los hijos se oponen a que se vuelva a casar... ¡tienen ustedes un romance clandestino! ¡¡Que emocionante!!

-Ay querida, pintame hoy muy bien los labios, para que se derrita al verme...

-Señora mía... no mire, no mire, pero nos esta siguiendo...

-¡Oh querida! ¡disimule, disimule!

A la hora de la cena yo la llevaba hasta el comedor, le servían siempre un puré, en ese momento ella se tenía que sacar la dentadura postiza, que insistía en hacerlo ella sola y la guardaba en una servilleta. Después ella solita cogía la cuchara y comía. Con su mano buena hacía siempre todo lo que podía y se irritaba muchísimo, si le intentabas hacer las cosas de otra forma.

Yo siempre esperaba a que se comiera su yogur de coco, que es el que siempre escogía. Después le daba un beso y me marchaba a casa.

Un día, de camino a la residencia, me crucé con la enfermera que antes le hacía compañía y le comenté lo del Señor del Mercedes Rojo y ella me dijo:

-¿A ti también te viene, con esa tontería? yo le decía: ¡que no mujer! ¡que esos son pitidos del trafico!! Creo que es bueno, intentar mantener en la realidad lo máximo posible, a las personas mayores, ¿no te parece?

No supe que responder... y unos remordimientos terribles me comenzaron a rondar... ¿quizá yo estaba ayudando a que se le fuera la cabeza? ¿a que viviera en un mundo irreal? Y si eso, ¿no era bueno para ella?

Ese día decidí, no fomentar la fantasía del Señor del Mercedes Rojo.

Ella no decía nada al respecto, pero la veía mas seria de lo normal, estaba decaída, triste... solo tenía ganas de dormir y así fue, se pasó toda la tarde durmiendo, cuando llegó la hora de cenar y vinieron las enfermeras a pasarla del sillón azul, a la silla de ruedas, le dijeron:

-¿Que pasó hoy?, ¿toda la tarde durmiendo?, ¿no ha querido salir a ver al señor del mercedes?-y dirigiéndose a mi- no sabes lo entusiasmada que esta con su pretendiente, hoy bañándola, ni nos ha gritado.

-No, hoy no ha pasado por aquí... -dijo apenada la Señora.

Sentí tanta pena, que decidí en ese mismo instante retomar la fantasía y pensé que era mejor verla feliz creyendo en una fantasía, que triste y durmiendo toda la tarde. Me daba igual lo que me hubiera dicho la otra enfermera.

Así que de camino al comedor, le dije que el señor del Mercedes Rojo había pasado, mientras ella dormía, dando vueltas por la residencia, que lo había visto a través de la ventana de la sala, pero que me sabía mal despertarla y por eso no le había dicho nada.

Ella entonces me regañó, por que yo debía haberla avisado y yo me disculpé... pero después cenó muy animada, planeando lo que haríamos al día siguiente.

El 23 de Abril, día de Sant Jordi, hay la costumbre en Cataluña de que los hombres le regalen una rosa roja a sus enamoradas... yo le había comprado una muy bonita, por que me apetecía tener un detalle especial con ella, pero llegando a la sala, por el pasillo, pensé que le haría mas ilusión si le decía que era del Señor del Mercedes... y así fue... aun recuerdo sus gritos de alegría y como me pidió que deprisa cortara la rosa y se la pusiera con un imperdible en la chaqueta que llevaba puesta, para que él viera cuando saliéramos que le había gustado.

-¡Como huele! ¡Como huele!- estaba tan feliz...

Semanas mas tarde, saliendo de la residencia para nuestro paseo, se percató que en la entrada detrás de un cristal, habían muchas flores rojas... (siempre habían estado ahí, eran de plástico y adornaban la entrada).

-¡OH QUERIDA! ¡mira todas esas flores!

-¡Que preciosas!

-¿Las habrá dejado él?

-¡Claro que si!

(Ella que de tonta no tenía ni un pelo, me ponía cada día más difícil la fantasía, preguntándome cosas cada vez más complicadas...)

-¿Y por que me las ha dejado en la entrada y no en mi habitación? -me dijo algo disgustada..

-Por que él quería que todo el mundo las viera, para que todos se enteren de lo mucho que la ama y para que se mueran de envidia las otras mujeres.

-¡Ayyy!!! ¡Que gran hombre!! ¿Verdad?

-¡Mucho señora!...-Y yo respiraba aliviada...

Los días de invierno llegaron y no podíamos salir, por que hacía demasiado frío, así que dábamos largos paseos dentro de la residencia...

-¡Vamos a ver las flores que me ha dejado hoy!- decía animada la señora... y nos acercábamos a donde estaban las flores de plástico de la entrada.

El tiempo fue transcurriendo... y sin darme cuenta, había pasado un año entero junto a ella, cumplió entonces 104 años y las cosas comenzaron a cambiar... se sentía muy cansada, débil y somnolienta, daba mucha tristeza contemplar como se iba apagando... así que ya no me iba cuando acababa de cenar, me quedaba un poquito más y subía con ella y la enfermera a su habitación, para darle las buenas noches.

-El señor del Mercedes... no se quiere casar conmigo, ¿verdad?- me dijo de repente un día en la habitación...

-¿Como que no? claro que quiere... ¿por que dice eso?

-Por que nunca entra en la residencia... y nunca me pide matrimonio.

-Bueno... por que hace poco que enviudó y usted sabe como es la gente... quiere evitar habladurías.

Esta respuesta la dejó conforme, pero ya no se mostraba tan ilusionada como antes...

El 30 de diciembre subí con ella a la habitación, mientras le explicaba que al día siguiente no podría venir, por que me marchaba con la familia a celebrar la noche vieja.

Cuando ya estaba metida en la cama, le seguí explicando que el 2 de enero vendría a verla, saldríamos a pasear y veríamos al Señor del Mercedes Rojo, al nombrarlo... ella me interrumpió:

-ay Lucía... no digas tonterías...-mientras con una leve sonrisa me tocaba la mano.

En ese momento me quedé atónita... ¿acaso ella sabía que todo había sido una fantasía? ¿Un juego entre nosotras?

Cerró los ojos y se durmió, yo me quedé allí quieta junto a ella, por que algo dentro de mi sabía... que no la volvería a ver.

El 31 de diciembre, un poco antes de las doce, falleció, me lo comunicó su sobrina al día siguiente.

Estuve semanas llorando... todo el mundo me decía que no llorase, que era normal... "¡Tenía 104 años!" pero yo solo sentía que había perdido a una amiga.

Una noche soñé, que caminaba por la residencia hasta llegar a su habitación y ella estaba tumbada en su cama, al verme se acomodó hasta quedar sentada y entonces mirándome muy seria me dijo:

-¡Quieres dejar de llorar!- ese día me desperté sobresaltada... había sido tan real... así que con una sonrisa, por primera vez en muchos días, le dije mentalmente... que sí, que la dejaba ir... que ya no lloraría más.

Meses después, ya recuperada, volví a la residencia y al pasar por el largo pasillo, no pude evitar desviar la mirada hacía la sala... donde seguía estando, ahora vacío... el único sillón azul de la residencia.

En memoria de la Señora Alonso, que me enseñó a ver al hombre del mercedes rojo y comprender que la edad, solo existe en el corazón.